Las comidas durante el safari. Muchas veces nos preguntamos por el tipo de comida que vamos a encontrar en la zona cero y de entre las muchas inquietudes que podamos tener, esta desde luego podemos eliminarla tranquilamente. Lo más normal es que nos den de comer mucho y con magníficos productos locales y si además te gusta la cerveza, no temas, las hay excepcionales en cualquiera de los países que visites. Todas son orgullo nacional como la legendaria Tusker de Kenia (otra cosa es la temperatura a la que te la sirvan). Las comidas en los campamentos y lodges son de tipo occidental, para hacerlo más llevadero a los estómagos occidentales poco aventureros, predominando los desayunos fuertes tipo americano/británico. Además no suelen estar condimentadas en exceso, salvo que lo pidas. Si has optado por acampadas con cocinero propio, tu agencia te preguntará si tienes algún tipo de limitación o preferencias y de buena gana lo tendrán en consideración. Aunque ojo, hay un enorme problema si eres cafetero: en el país del café (Kenia y Tanzania), no siempre vas a encontrar un café aceptable, sin embargo su herencia británica les ha dejado un té excepcionalmente bueno.
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Una leona disfruta desmembrando la pata de un ñu que acaba de cazar; esto es lo que se llama tener mala pata :-( |
De las cámaras y dispositivos electrónicos, tampoco has de preocuparte. Hay enchufes para cargar móvil, tablet y cámaras en los lodges o en su defecto en los centros comunes de los campamentos fijos (tanto Kruger como Masai Mara), pero lleva adaptadores de tres clavijas, que puedes comprar sin problema en el mismo aeropuerto, porque son diferentes sistemas. Otra cosa distinta es el wifi y la cobertura de móvil. En la mayor parte de los campamentos y lodges hay zonas wifi con buena señal, además de cobertura de móvil, aunque puede perderse durante el safari. Si vas a otros lugares más remotos de África, sencillamente olvídalo; estás en la sabana africana para bien y para mal. Si llega un buen día en que te das cuenta de que no echas nada de menos la señal del móvil y el wifi, ten mucho cuidado; es muy posible que África haya entrado en ti de forma irreversible y sin que te des cuenta hayas caído víctima un embrujo del que te costará mucho deshacerte.
Seguridad. La seguridad hay que dividirla en tres partes: el país, las carreteras y la fauna. Sobre lo primero no podemos estar ajenos a los acontecimientos que recientemente el mundo está viviendo, en el que los grupos de turistas son objetivo de grupos armados organizados. Ahí debes informarte a través de la página web del Ministerio de AAEE, en la sección dedicada a cada país en concreto. Recuerda que vamos de vacaciones, no a salvar el mundo. Por suerte los parques clásicos se encuentran en países tranquilos, donde toman muy en serio la protección al viajero. Los campamentos en los parques son seguros, pero debes tomar precauciones adicionales en las grandes ciudades como Nairobi y Ciudad del Cabo o Johannesburgo. Sobre las carreteras, es bueno recordar que allí la seguridad vial no se aborda con la misma seriedad que en nuestro entorno y por eso las cifras de muertes en carretera son escalofriantes. Busca una compañía que te ofrezca tranquilidad y confianza también en este aspecto, porque las hay. La seguridad respecto a la fauna no es asunto serio en un safari de estas características; simplemente sigue los consejos de tus guías, que se sustancian en no salir del coche fuera de las zonas donde está permitido. Algunos parques son muy estrictos con esto, hasta el punto de que has de planificar tus visitas al cuarto de baño si haces un safari en los parques del sur de África. De hecho si los guías no respetan las normas, tú y ellos podéis ser objeto de fuertes sanciones por parte de las autoridades del parque. Han ocurrido algunos accidentes con la fauna durante estas “delicadas maniobras” y por tu propia seguridad han de ser rigurosos al respecto.
La salud bien merece que nos detengamos por un instante. Ten en cuenta que vamos a salir de nuestro entorno vital y algo tan simple como un cambio del agua que bebemos y el cansancio del viaje, puede alterar nuestro organismo durante los primeros días. Las indisposiciones digestivas son habituales al principio, aunque no deben preocuparnos al ser indisposiciones pasajeras. Hace unos años fuimos a vacunarnos para hacer un viaje a una zona remota. Le preguntamos al médico si debíamos vacunarnos de Hepatitis A y su respuesta fue la siguiente: ¿habéis estado últimamente de tapitas por Sevilla? La respuesta fue afirmativa porque vivimos ahí y entonces replicó: podéis estar tranquilos, ya estáis inmunizados de forma natural. Esto quiere decir que siempre estamos expuestos a algún tipo de comida que nos cueste procesar o sea manipulada sin respetar las máximas de la higiene de los alimentos. La única diferencia entre nuestro país y África es la comodidad cuando se presenta un problema de estómago; en nuestro entorno sencillamente nos vamos a casa, pero no es tan fácil durante un safari. Es otra razón más para que escojas tu safari con una compañía de fiar, que las hay en abundancia y que seas cuidadoso con las comidas y bebidas de la calle, a las que debes evitar. De cualquiera de las maneras, muy pocas personas se libran de ligeras molestias a lo largo del viaje.
Aunque es poco habitual en un safari de este tipo, en el caso de sufrir fuertes diarreas y fiebre durante más de una semana, entonces es conveniente que visites un médico, que siempre los hay a mano en todos los parques. El tratamiento es invariable: suero hidratante, antibiótico y comida ligera. Como nos dijeron una vez en uno de los lodges, ni somos los primeros, ni seremos los últimos; es evidente que están bien preparados para remediar los delicados estómagos de los Mzungus (turistas).
Los safaris más complejos sí pueden demandar otro tipo de profilaxis, pero no los grandes clásicos. En lo referente a vacunas y enfermedades tropicales propias de un safari de este tipo, hay más bien poco: malaria y según el país tal vez también fiebre amarilla, pero lo mejor es seguir las indicaciones del centro de vacunación internacional del Ministerio de AAEE de tu ciudad, lo que harán encantados si pides cita previa por teléfono (hazlo con suficiente antelación). Sigue los consejos del médico; las vacaciones son para llevarse el mejor recuerdo posible y no una enfermedad tropical. Te lo decimos por experiencia propia, o más bien la de nuestros atormentados estómagos.
Safaris en solitario. El viajero que opte por un safari en solitario ha venido al lugar correcto y tiene dos opciones: o bien contratar uno privado, o bien sumarse a grupos ya existentes; ahí depende del grado de sociofilia o sociofobia del viajero. Lógicamente los privados son más caros, pero no demasiado en este tipo de viaje y lo mismo podemos decir sobre safaris en lodges o en tiendas de campaña itinerante. Depende de las energías y gustos de cada uno.
Consejos adicionales. Hay una especie de norma no escrita entre los adictos a la afrinalina: es preferible la calidad sobre la cantidad. Si bien durante los primeros safaris nos gusta estirar nuestro presupuesto al mayor número de días de estancia, con el tiempo se aprende que es mejor estar menos días, pero en los lugares con mejor acceso a la fauna. Dicho de otra manera, en solo dos noches alojado en un buen lodge donde tu habitación tiene un ventanal con vistas a un espectacular abrevadero al que bajan a beber los elefantes, vas a disfrutar mucho más que una semana entera alojándote en un camping barato, alejado de la fauna y donde no sales de tu tienda hasta la mañana siguiente. En nuestra experiencia Kenia es el país dónde las diferencias son más acentuadas, ya que hay una gama más amplia de elección, desde los safaris muy baratos hasta los obscenamente disparatados. Si has escogido un buen guía y una buena compañía, puedes ver la misma o incluso más cosas que las personas adineradas que van en safaris de alto lujo, ya que al final el factor suerte juega igual para todos.
Con lo que hemos aprendido en estas dos entradas, ya tenemos los ingredientes esenciales para cocinar un buen safari, tranquilitos, con mucho cariño y a fuego lento. Hay gente que piensa que ver un león rodeado de coches de turistas no es ver un león, pero también hay muchas personas que no dejan que la magia de un momento inolvidable se pierda por eso. Nuestro consejo despues de haber visto cientos de leones y miles de turistas, es que con un poco de paciencia es posible disfrutar plenamente en cualquier lugar. Nuestros primeros safaris fueron así; luego vinieron otros al más puro estilo "para ansiosos" viajando por zonas menos conocidas del continente en las que éramos los únicos seres humanos, pero al final hemos vuelo a los orígenes; hemos aprendido que la magia y la ilusión la llevamos dentro nosotros mismos ¡Disfruta tu viaje!
Quién sabe, si decides ir de safari es posible que nos encontremos por los caminos de algún rincón de África; nos reconocerás por la cara de felicidad al vivir una experiencia única e inolvidable en el Mara, el Kruger o cualquier otra encrucijada de ese reino encantado...
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